Un yo-yo para Ucrania
En tiempos de guerra, una imagen para la paz
y la solidaridad…
Ha sido en nuestra portería de infantil y primaria,
y esa andadura que es la educación de nuestros alumnos y alumnas.
Allí hoy, ha sucedido algo mágico y maravilloso…
Esta vez, recogíamos materiales en solidaridad con el pueblo de Ucrania.
Traed todo lo que sea necesario para ayudar, les dijimos,
y que esté en buen estado…
Mantas, sacos de dormir, conservas, galletas, botas, impermeables…
En dos días las cajas se hicieron multitud,
las suficientes para llenar varias furgonetas.
Era nuestra flotilla de la empatía,
era nuestra apuesta por los seres humanos que están viendo vulnerados
sus derechos y truncadas sus vidas desde el sinsentido de la violencia.
Así, revisando lo que unos y otros nos han traído
nos hemos encontrado en medio de una bolsa de rafia
algo que nos ha llamado la atención: Un yo-yo…
No sólo de pan vive el ser humano, hemos pensado.
Los niños necesitan jugar.
Quizás uno de nuestros pequeños, una de nuestras pequeñas,
ha querido compartir el más humilde de los juguetes
con esa gente que ha metido en la maleta aquello que querían salvar
del horror de la guerra.
Aquí, alguien tenía una misión, una misión que era dar desde lo cotidiano.
Es más, como si fuera el óbolo que aquella viuda
alguien echó en el cesto, quizás una de nuestras criaturas,
todo lo que tenía en sus bolsillos.
Y ciertamente, otro alguien en la frontera de Polonia, o Rumanía
recibirá un yo-yo que tendrá más valor
que todas las guerras del mundo…